Los distintos tipos de diabetes mellitus, independientemente de su origen, se caracterizan por la incapacidad de las células beta, y de los islotes de Langerhans del páncreas, de liberar la cantidad necesaria de insulina en el torrente sanguíneo para mantener los valores de glicemia normal.
Las modificaciones genéticas en las células diana pueden llevarse a cabo in vivo o in vitro. La terapia génica in vivo consiste en introducir los genes terapéuticos directamente en las células defectuosas del paciente, y aunque sería la terapia ideal, es de momento la que presenta más obstáculos, debido a la dificultad de los vectores de acceder directamente al tejido diana, la potencialidad de generar tumores y la capacidad de mantener esta información genética a través del tiempo y de las generaciones de células. Por su parte, la terapia génica in vitro está más desarrollada y consiste en extraer parte de las células afectadas del paciente, o conseguir otras células con potencial terapéutico, cultivarlas en el laboratorio, modificarlas genéticamente, en el caso que sea necesario, y finalmente «trasplantarlas» al paciente.
BIBLIOGRAFÍA: